Neuquen: El MPN se mira en el espejo


El no de Cobos precipita una pequeña revolución política. Crece la oposición a los Kirchner: la peor está dentro de su propio partido. Hay un efecto directo en Neuquén. Se vive en la interna del MPN, que puede potenciarse hasta hacer eclosión el año próximo.

por Rubén Boggi

Después del vacilante no de Julio Cobos en el Senado, y su inmediato ascenso al olimpo de los héroes fugaces argentinos, queda claro que Néstor Kirchner y Cristina Fernández padecerán el fortalecimiento de la variante no kirchnerista del peronismo.
Así como no habrá peor astilla que la del mismo palo en este plano político nacional, en el provincial subyace el mismo mensaje para el actual gobierno del MPN: ya se tomó nota que lo que se había advertido es concreto, y la discusión interna puede ir in crescendo.

Jorge Sapag quizá entrevió algo de esto ya el viernes pasado, cuando después de presentar la licitación de las rutas aéreas en la Casa del Neuquén en Buenos Aires, se ocupó de destacar que habrá que revisar, en el plano de la relación con el gobierno nacional, la coparticipación de impuestos y el precio de los hidrocarburos sobre el que se aplican las regalías.

Nada nuevo dijo Sapag. Pero es precisamente este retorno en el discurso a las fuentes partidarias sobre posiciones históricas del MPN, esta actualización de ese mensaje, lo que debe llamar la atención sobre una evidente lectura hecha por el mandatario provincial sobre los últimos hechos políticos registrados en el país, que indican irremediablemente una derrota oficialista.

Apenas unas horas después, este domingo los diarios regionales publicaron una solicitada de la Junta de Gobierno del partido provincial, que tiene un notorio sabor a revancha, en la reivindicación de las políticas aplicadas por Jorge Sobisch durante sus mandatos.
Se destaca allí la aplicación de los planes de fomento estatal al sector agropecuario neuquino. Pero también la posición política de confrontar con las ideas del matrimonio Kirchner. La conclusión explícita es la de destacar algo así como “nosotros teníamos razón”.

Desde el oficialismo provincial actual se ha “ninguneado” la importancia de estos pronunciamientos del órgano partidario, limitándolos a actitudes del sobischismo remanente, una especie de manotazo desde el pasado, que el presente y el futuro se encargarían de diluir.
Sin embargo, en los centros de reflexión más elevados que tiene el equipo político del actual gobernador neuquino, el tema se analiza con seriedad, sobre la base de que ninguna alianza, ninguna coalición ni confluencia, son convenientes si se pierde el control mayoritario del propio partido.

El MPN, en sus distintas versiones desde que Felipe Sapag habilitara las internas en 1986, sufrió en carne propia las consecuencias de las divergencias intestinas, con legislaturas en las que los diputados rebeldes del propio partido, aliados con la oposición, sacaron canas verdes a los gobernadores de turno, se apellidaran Sobisch o Sapag.
Sapag sufrió al sobischismo legislativo, y Sobisch al sapagismo alzado en armas. En esos períodos, la gobernabilidad fue difícil, no por lo que hicieron los políticos opositores (que se descontaba en función de su propia naturaleza), sino por lo que se jugó desde la interna.
El mismo mecanismo se comprobó en resultados electorales distritales, en los que el MPN fue vencido más desde su propia interna que como resultado de la pericia de los partidos políticos que lo enfrentaron.

En la actual realidad política del partido provincial, el escenario nacional juega muy fuerte. No sólo porque Jorge Sapag necesita acuerdos nacionales para avanzar en la obtención de los recursos económicos necesarios para hacer una buena gestión, sino porque se ha instalado a nivel político el más serio cuestionamiento al matrimonio presidencial desde que empezara la aventura de la “revolución de los pingüinos” en el año 2003.

Por eso, en los pasillos de comunicación del MPN ha corrido en los últimos días la versión de que Jorge Sobisch ha reivindicado el voto de los legisladores nacionales partidarios como una consecuencia de sus propios afanes políticos, en contraste con la versión de una almibarada “libertad de acción” esgrimida por el oficialismo gobernante.

En este sentido precisamente golpea la solicitada de la junta de Gobierno partidaria. En este sentido es que se presume que la pelea política interna del MPN se potencia, y que se prepara una verdadera confrontación para renovar los cargos partidarios el año próximo.

Habrá que observar con cuidado cómo evoluciona la renegociación de los contratos petroleros. En los recursos que se obtengan, y en el destino que se les otorgue, descansará buena parte de la eventual tranquilidad o intranquilidad que tendrá para gobernar a partir del año próximo Jorge Sapag.

Fuente: www.bolsonweb.com.ar

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