Sobisch: "Voy a ser candidato, con o sin aval del PJ disidente"

Se lanzará el domingo 26 del actual

Jorge Sobisch pateó el tablero. No importa el aval del PJ rebelde ni el peligro de que se fracture esa alianza. El gobernador de Neuquén ya tomó la decisión: el próximo 26 se lanzará como candidato a Presidente.

"Soy candidato. Sí o sí. Con o sin aval del peronismo disidente." Sin medias tintas, Sobisch así anunció ayer a LA NACION su decisión electoral, definitiva e irrevocable. Una decisión en un momento clave: dos días antes de las elecciones provinciales en La Rioja y en San Luis, donde dos de sus aliados, Carlos Menem y Alberto Rodríguez Saá, definen su futuro político.

Sobisch no quiso esperar ni dilatar una decisión tomada, tal vez con la secreta esperanza de quebrantar estrategias y acelerar apoyos a último momento. Por eso se niega a hablar de fracturas, aunque admite lo inevitable: la coalición con el peronismo rebelde "no es lo mismo que antes".

El gobernador ya habla en clave de postulante: fustiga duramente al Gobierno, dice que "tiene la fuerza y el discurso" para ser presidente y que, con Jorge Asís -su compañero de fórmula-, llegarán al ballottage contra la candidata oficial, Cristina Kirchner.

-¿Se lanza como candidato?

-Sí. Tuve varias reuniones antes de tomar esta decisión. Hablé con Menem y él me dijo que no iba a ser candidato. Ayer [por anteayer] me reuní con Ramón Puerta y Adolfo Rodríguez Saá. Esperaba, como mínimo, saber quiénes íbamos a ser precandidatos y cómo íbamos a discutirlo. Eso no pasó. No avanzamos. El 22 de agosto era la fecha del anuncio de las candidaturas, y es evidente que para esa fecha no llegamos. Otra vez estaba solo: era un candidato virtual. Así que decidimos un acuerdo.

-¿Qué tipo de acuerdo?

-Propuse que de esto había que salir elegantemente. No podíamos quedar ante la sociedad como tarados que no eran capaces de ponerse de acuerdo. Y las postulaciones no pueden estar en juego en función de resultados electorales, como el de San Luis. No nos hace bien. Acordamos que si el 25 no nos poníamos de acuerdo, yo quedaba en libertad de acción para lanzar mi candidatura. Fue una decisión madura y parte de un análisis serio.

-Pero usted acelera un anuncio definitivo. ¿Eso no pone al borde de la fractura la alianza con el PJ rebelde?

-El 26 mi candidatura va a estar en la calle. Soy candidato sí o sí. Pero sigo aspirando a que me apoyen. Vamos a tratar de que no haya una fractura. Pero, la verdad, no podía aguantar más esta indefinición, porque vengo trabajando hace mucho tiempo.

-Eso es romper la coalición...

-Mire, dejo una puerta abierta, pero es cierto: ya no es lo mismo. Yo aspiraba a llegar a la última reunión sabiendo con quién competía en la interna. Y no pasó. Nos quedamos sin argumentos.

-Su candidatura igual siempre tuvo condicionamientos.

-Siempre fui claro. El que fuera candidato debía poner su vice, y yo no iba a aceptar ser candidato a vicepresidente.

-Si estaba tan claro, ¿para qué se unió al PJ rebelde?

-Uno trata de buscar escenarios que permitan construir poder con varias fuerzas para enfrentar al partido del Estado. Sirvió hasta que sentí que estaba perdiendo un tiempo precioso. Precioso porque tengo la sensación de que con mi discurso y mi fortaleza puedo ser presidente.

-¿Siente que puede competir?

-Estoy convencido hace tres años. Recorrí el país trabajando para esto. Y ya lo dije: voy para arriba o voy para afuera. No estoy acá para hacer un negocio electoral.

-Acaba de denunciar presuntas estafas del Gobierno en obras públicas. ¿Mantendrá ese tono?

-Yo no soy un denunciador. Lo que veo es un deterioro del Gobierno que nos hace mal a todos. En Neuquén cometieron una estafa. Yo hablo contra la hipocresía y contra este gobierno corrupto, que es una vergüenza. Se deben reír de nosotros en el mundo cuando dicen que se subió a un avión oficial alguien que no sabían quién era.

-¿Cómo analiza este escándalo de la valija?

- El Presidente y sus colaboradores están cebados. Les pasan estas cosas porque han llegado a un grado de impunidad que creen que pueden hacer cualquier cosa. Llegar a cualquier hora, insultar a la gente de la Aduana... Creen que pueden entrar y salir como quieren y con plata de corrupción, porque eso era para comprar a alguien. ¿Para qué va a venir una persona con 800.000 dólares? ¿Para entregárselos a la Madre Teresa?

Por Juan Pablo Morales De la Redacción de LA NACION
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